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Viernes, 25 de septiembre de 2020

Me puse a ver lo de Trump que recibió a los veteranos de la Brigada 2506 (los que quedan) en la Casa Blanca. Pensaba yo que el acto era para honrar a esos hombres que fueron a Cuba a luchar contra la dictadura. Pero. No. El acto se celebraba porque los veteranos de Playa Girón habían anunciado que respaldaban a Trump como candidato a la presidencia en las cercanas elecciones. No era un acto de enmienda moral porque USA traicionó y dejó tirados en las playas de la isla a los combatientes cubanos después de entrenarlos y comprometerse a respaldarlos, no era un acto para pedir excusas en nombre de USA por dejarlos a merced de la aviación castrista, infame y miserablemente. No. Era un acto de politiquería para la campaña de Trump, que repitió todas las demagogias que vienen repitiendo todos los gobiernos de USA a los cubanos, sí sí, ahora sí, very soon, very fast pronto Cuba será libre, ahora sí ahora sí la democracia llegará blablablá. Qué espectáculo denigrante. Y aquellos pobres hombres mil veces utilizados y mil veces traicionados aplaudían a Trump sin creerse (supongo) lo que decía, es de esperar que a estas alturas ya sepan que todo lo que concierne a los cubanos exiliados y a los gobiernos de USA, en lo referente a la libertad de Cuba, es sólo una representación en la que ambas partes fingen creerse lo que dice el otro.

A mí el tema me interesa cada vez menos, pero me permitiré darle un consejo a los cubanos que aún desean una Cuba libre; cuando un presidente o aspirante a presidente o cualquier político norteamericano venga a prometerles una Cuba libre, si no viene acompañado de un cargamento de misiles, mándenlo a la mierda como se merece. Y si se atreve a gritar en una jerigonza que ellos creen que es español ¡Viva Cuba Libre!, péguenle un bofetón.

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© Juan Abreu, 2006-2019