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Martes, 15 de septiembre de 2020

Hoy amanecí pensando en la voluntad de las cosas inanimadas (que no existe) y en la voluntad de las cosas animadas y en la voluntad de ser y pensé (¡otra vez!) en aquello de que el mundo es real, o no, en la medida en que lo nombramos (un árbol no es la palabra árbol una nube no es la palabra nube, como se sabe), pero todo eso pertenece a un orden metafísico que es un orden que nunca me ha interesado mucho. Cada vez menos. Y pensé en la máquina orgánica en la carne funda degradable de yoes que es donde siempre he buscado la poca realidad a la que podemos aspirar, creo, realidad lo más incontaminada posible de memes, de pensamiento grupal, de manada, de hipocresía de cobardía y de indulgente relato y cháchara general.

Pero no la he buscado esa realidad, pensé además, en busca de verdad sea eso lo que sea, que también, la he buscado y la busco para salvar lo que se pueda de Juan Abreu sea eso lo que sea.

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© Juan Abreu, 2006-2019