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Viernes, 4 de septiembre de 2020

Y cuando puse a un lado el libro de Rabelais no sé porqué fui al librero el de las puertas de cristal donde están los libros delicados y dedicados más queridos y saqué La mujer sin tetas y lo abrí por cualquier página y me puse a leer. Es un libro que no conoce nadie un libro ignorado por los críticos me refiero a los llamados críticos cubanos siempre tan pandilleros y tan deshonestos, verdaderos baluartes del sociolismo la metatranca y la cháchara citafilósofos. Ignorado y desconocido este libro a pesar de ser uno de los libros (no digo novela) más originales y en general deslumbrante de la literatura cubana.

Y ahora estoy leyendo el capítulo titulado Capítulo que no se cuenta el de las abuelas que son también las mías.

Mis abuelas nunca fueron jóvenes para mí; cruzaban las calles temblorosas. Mis abuelas fueron por alguien maltratadas; quién no lo ha sido. Mis abuelas barrían el portal y los fines de año, a las doce en punto, lanzaban un cubo de agua a la calle. Sembraban plantas en macetas y latas y se desvivían luego por verlas florecer. Hicieron lo que hace todo el mundo, pero fueron sólo mis abuelas.

Yo tuve una abuela que ya no tengo,
Yo tuve una abuela que dicen que existió,
Yo tuve una abuela que murió,
y un abuelo que murió,
y una tatarabuela que murió,
y un tatarabuelo que murió.
Y mi abuela tuvo una abuela que murió,
y un abuelo que murió,
y una bisabuela que murió,
y un bisabuelo que murió,
y una tatarabuela que murió,
y un tatarabuelo que murió.
Y mi abuelo tuvo una abuela que murió,
y un abuelo que murió,
y una bisabuela que murió,
y un bisabuelo que murió,
y una tatarabuela que murió,
y un tatarabuelo que murió.
Y mi bisabuela tuvo una abuela que murió,
y un abuelo que murió,
y una bisabuela que murió,
y un bisabuelo que murió,
y una tatarabuela que murió,
y un tatarabuelo que murió.
Y mi bisabuelo tuvo una abuela que murió,
y un abuelo que murió,
y una bisabuela que murió,
y un bisabuelo que murió,
y una tatarabuela que murió,
y un tatarabuelo que murió…

Y así hasta el infinito, hasta un microbio, un virus, hasta los mismos fósiles, hasta el primer engendro.

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© Juan Abreu, 2006-2019