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Jueves, 3 de septiembre de 2020

“En esas estaba, cuando su yegua orinó para aliviarse el vientre, pero lo hizo con tal abundancia que formó siete leguas de diluvio, y toda la orina descendió al vado de Vède e hinchó tanto el cauce del agua, que toda aquella banda de enemigos se ahogó con gran horror”.

Quién tuviera una yegua así.

“¿Por qué se entienden tan bien la barrica y el pichel? ¡Porque tiene agujero ella y picha él!”.

Lirismo.

“-¿De qué reís tanto?
-Señor, les explicaba lo desgraciados que son esos demonios de turcos que no beben ni gota de vino. Aunque el Corán no contuviese ningún otro mal, ése bastaría para que yo no aceptara someterme a su ley”.”

A la mierda el Corán.

“Considero que una excesiva facilidad y blandura en perdonar a los malhechores les es ocasión de cometer con mayor ligereza nuevas fechorías, como consecuencia de esa perniciosa confianza en el perdón”.

Vascos, catalanes.

“-¿Cómo? ¿Soltáis juramentos, hermano Juan?
-Tan sólo para adornar mi lenguaje, son colores de retórica ciceroniana”.

Estilo.

¿No es donosura morir con la picha dura?

Filosofía.

Sigo leyendo Gargantúa como ven y ya estoy en el segundo libro con su hijo, el inigualable Pantagruel. Y esto aún, que podría servir de frontispicio a mis emanaciones:

“Así como yo me doy a mil cestos de diablos, en cuerpo y alma, tripas e intestinos, si miento en una sola palabra a lo largo de esta historia, así os abrase el fuego de san Antonio, la epilepsia os derribe, el chancro os persiga y la cagalera sangrante se apodere de vosotros”.

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© Juan Abreu, 2006-2019