4389

Viernes, 14 de agosto de 2020

Sigo con el Manifiesto Redneck ya en la página 331 me falta poco para terminar. Qué panfleto monumental, qué ríspida avalancha qué causticidad deslenguada cuánta irrespetuosidad. No creo que puedan leerse en nuestra actualidad culo blanqueado y Black con caja alta muchos libros tan políticamente incorrectos menos domesticados y más llenos de furia bendita que este libro de Jim Goat. Estamos ante una salutífera montaña de odio resentimiento y ansias de venganza orgullosamente enarboladas, y a eso añádase una ya casi inencontrable ausencia de hipocresía y de modales (lo que viene a ser lo mismo). Goad se caga en las buenas intenciones ¡por fin! ¡alguien! ¡albricias! No hay prosa ventruda aquí ni pensamiento grupal ni análisis pedonavidas con lavativa incorporada ni lirismos amariconados, sólo prosa de hueso lúcido y espumarajos de verdad. La verdad a fin de cuenta es un vaso de cianuro y un cóctel molotov y la democracia nunca triunfa como se sabe.

Y para los amantes de las teorías conspiratorias (como yo) el festín es suculento: Goad se apunta a todas con un fervor feroz. Para que vean de que tipo de libro estoy hablando el último capítulo que voy a comenzar ahora se titula Varios argumentos de peso para la esclavización de todos los progresistas blancos. Qué idea formidable.

Comentarios

© Juan Abreu, 2006-2019