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Jueves, 13 de agosto de 2020

A punto de entrar en el Gargantúa y Pantagruel que esperaba mi regreso de Málaga (y Córdova), me detengo en el Manifiesto Redneck de Jim Goad. Mi intención era echarle un vistazo y dejarlo hasta que terminara con Rabelais. Pero. El libro de Goad no es un libro que se pueda dejar. Así que ya voy por la página 150. El libro de Goad es un libro sobre la esclavitud en America. ¿Creían que habían visto y leído todo sobre la esclavitud en America? Yo también. Pero lo cierto es que no sabía absolutamente nada de la esclavitud en America. ¡La esclavitud blanca! Los cientos de miles de esclavos ¡blancos! llevados a America ¡antes que los esclavos negros! La esclavitud blanca fue semejante en crueldad y en números a la esclavitud negra. Qué asombroso libro el de Jim Goad. Voy sólo por la página 150 y ya pienso que los descendientes de esclavos negros y todos los negros americanos deberían dejar de lloriquear tanto y deberían dejar de comportarse como si fueran los dueños exclusivos de las ofensas y horrores del mundo y mostrar un poco de respeto por sus hermanos esclavos blancos y sus descendientes.

“Me pregunto qué habría pensado un esclavo blanco de hace doscientos o trescientos años, después de ser fustigado, encadenado, golpeado, violado, muerto de hambre, infectado o fecundado, de la actual y moderna doctrina de privilegio de la piel pálida de los bohemios del Soho. Seguro que querría matar a todos los escritores de New York”.

Pues sí. Sería lo justo.

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© Juan Abreu, 2006-2019