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Miércoles, 29 de julio de 2020

Napoleón deja a Josefina y se casa con María Luisa porque quiere tener un hijo el famoso heredero y es de las peores cosas que se le ocurren. Los hijos nunca están a la altura de los padres geniales y uno piensa que un gran lector como Napoleón debía saber eso, pero no. Napoleón comete errores tácticos que no hubiera cometido antes y se pone sentimental, las cartas que le escribe al zar Alejandro son una vergüenza.

Es una pena que no existieran ya los bombarderos cuando Napoleón invadió Rusia arrasar Moscú y especialmente tirarle una bomba en la cabeza al zar Alejandro no sólo hubiera sido lo mejor para Napoleón sino para la Humanidad, téngase en cuenta el horror que se incubó en Rusia un siglo después. Cabía la posibilidad de que, mediante un bombardeo exhaustivo se matara a los padres o abuelos de Lenin y Stalin y otros grandes asesinos rusos con el consecuente beneficio para el género humano. Y. Por cierto. A pesar de que Napoleón y su ejército ya no estaban en sus mejores días, quien venció a Napoleón en Rusia fue el tifus y el frío, lo que hicieron las tropas rusas mayormente fue eludir los combates y evitar un encuentro con Napoleón.

De la lectura de las páginas de la campaña rusa de Napoleón me queda sin embargo este propósito napoleónico, tan civilizador: “Empujaremos a esos tártaros de vuelta a sus tenebrosas regiones que nunca deberían haber abandonado. Dejémosles en sus desiertos helados, cuna de la esclavitud, la barbarie y la corrupción, donde se reduce al hombre a la condición de bestia”.

Qué pena que no pudiera hacerlo realidad.

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© Juan Abreu, 2006-2019