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Lunes, 20 de julio de 2020

Soñé toda la noche con trincheras cargas de caballería bellos uniformes tronar de cañones barrizales en los que los hombres se mataban y hermosos caballos sin jinete al galope por unas llanuras humosas, ensangrentadas. Yo no participaba en los sueños mi papel era el de un espectador que a distancia como desde un mirador contempla el paisaje. Y al despertar me dije enseguida mi papel en esos sueños era el mismo que el de un personaje en mi novela ÁngelCaído la tercera de mi trilogía futurista y posiblemente lo mejor que he escrito. En esa novela el personaje principal viaja por una gran avenida en el tiempo y se detiene a contemplar las grandes batallas de la historia Cannas, Farsalia, Yarmuk, Termópilas, Lepanto, Marengo, Verdún. ÁngelCaído es de todas mis novelas la menos novela la más ajena a la escritura de nuestro tiempo. ¿Y no es lo hace grande a una novela ser una realidad y un mundo de palabras nunca visto o sentido en la literatura de su época y en la imaginación de su época?

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© Juan Abreu, 2006-2019