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Domingo, 19 de julio de 2020

Hoy amanecí pensando que en un país donde el odio es un delito es imperativo odiar. Después bajé a desayunar y el jardín levitaba como suele los domingos de verano y la sombra del cerezo lo anclaba un poco, menos mal. Después leí el diario el artículo de Espada colosal y bebí el té y me comí una tostada con jamón y unas cerezas. El Rey también nos ha salido un poco cagado venía a decir Espada, pero finamente, y es verdad, qué decepción. Y un poco más tarde me llegó un mensaje del laboratorio donde me hice la prueba (carísima) para saber si tenía el virus chino. Existía la posibilidad porque alguien con quien tengo cierto contacto tiene el virus chino. Por suerte el mensaje decía que no, que no tengo el virus chino. Así que además de un día de lectura, aún me queda la mitad del Napoleón, hoy será un día de celebración

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© Juan Abreu, 2006-2019