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Viernes, 3 de junio de 2020

Estaba escribiendo y vi al gato amarillo deslizarse pegado a la tierra eléctrico y avizor. Anda detrás de un pájaro pensé y le dije al perrito negro que estaba tumbado en el sofá ven ven vamos a salvar a un pajarito y fui a la puerta de la cocina que da al jardín y entre el olivo y el seto escarbando vi una abubilla de plumas de ceniza y canela y rebordes negros y pecho y cabeza de cobre áureo y rosas flotantes y el pico muy largo y cilíndrico y el penacho imponente qué animalito grácil, se hallaba de espaldas al gato amarillo no se había percatado de su presencia en qué peligro mortal se encontraba así que achuché al perrito negro que salió disparado ladrando y la bellísima abubilla echó a volar justo a tiempo el gato amarillo había comenzado el asalto final. Entonces me acerqué a mi gato amarillo que estaba algo desconcertado y hablamos un rato y traté de convencerlo de que matar un pájaro tan hermoso es algo terrible porque la belleza es nuestra única posibilidad de redención, la belleza es la luz del mundo le dije.

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© Juan Abreu, 2006-2019