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Jueves, 25 de 2020

Lo diré yo, quién si no: el indigenismo es un atraso. En USA es además un ente parasitario, digamos, para entendernos, como el feminismo en España. No hace mucho vi un documental que trataba de unos huesos fósiles que habían encontrado los arqueólogos y estaban muy contentos porque el descubrimiento podría explicar y aclarar muchas cosas referentes a los primeros habitantes de USA. Pero. La alegría les duró poco se presentaron unos indígenas de no sé qué tribu y dijeron que los fósiles pertenecían a sus ancestros y que eran sagrados e invocaron unos espíritus o no sé qué chorrada y exigieron que les devolvieran los fósiles para enterrarlos ceremonia mediante. Los indígenas reclamantes habían nacido muchos siglos después que el pobre dueño de los huesos fósiles y ninguna de sus ceremonias existían en la época del dueño de los huesos fósiles, pero el pensamiento mágico es así, estúpido y absurdo. De más está decir que los estudios de los huesos fósiles se suspendieron y lo más probable es que se los hayan devuelto a los indigenistas para que celebraran su estúpida ceremonia. El indigenismo es atraso y es una estafa de espíritus y supersticiones emplumadas y es una potala que arrastra la Civilización una potala de oscurantismo que, por cierto, vive parasitariamente de la Civilización que impugna.

Y ahora estas hordas indigenistas (aliadas con la chochocracia los analfabetos universitarios y las turbas de racistas negros) han declarado la guerra a las estatuas de los abanderados de la Cultura y la Civilización. Imagino que las irán sustituyendo por las de algún famoso caníbal.

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© Juan Abreu, 2006-2019