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Jueves, 11 de junio de 2020

Vino la ardilla, la de cola negra, al olivo la vi desde la cama entre las hojas que a esa hora serían las ocho son de aluminio. O de acero inoxidable no sé. El verde de los árboles detrás del olivo se esponja y oscurece y hace que adquiera el olivo por contraste un aura digital. Por ese aire digital saltaba la ardilla, la de cola negra. Me quedé mirándola y cuando desapareció me dije: para regresar a los árboles del fondo del jardín de donde suele venir tiene que bajar al suelo y atravesar un espacio considerable al descubierto y a merced del gato amarillo que el dios de las ardillas la proteja.

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© Juan Abreu, 2006-2019