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Martes, 28 de abril de 2020

Me escriben algunos lectores y atribuyen intenciones literarias o estilísticas a mis emanaciones. Por mi uso, o desuso, de la puntuación y la sintaxis. Les respondo que no hay ninguna. Ninguna intención literaria o estilística. Escribo tal y como resuena en mi cabeza la escritura y lo único que me preocupa y me interesa es que sea lo más fiel posible a lo que resuena en mi cabeza. Es muy difícil, tal vez imposible, esa transcripción. Trato, pero en general naufrago. Lo que ustedes leen son los restos de ese naufragio. No digo que a veces no escriba, muchas veces no llego a embarcarme, muchas veces no llego a divisar el mar. A veces escribo, es verdad. Cuando intento explicar y explicarme algo por ejemplo muchas veces no resuena nada en mi cabeza, entonces escribo. Pero es de lo peor que hago. Cuando mejor escribo es cuando no escribo. Cuando sólo escucho y transcribo. No me interesa la sintaxis ni la puntuación me da igual todo eso. Cómo suena, es lo que me interesa. Confieso, sin embargo, que a veces intuyo un significado oculto, incluso ajeno a la escritura, en lo que resuena en mi cabeza y lo persigo, pero siempre con el propósito de encontrar, no descubrir, una peculiar resonancia en el idioma. Un escritor es una resonancia en el idioma.

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© Juan Abreu, 2006-2019