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Lunes, 6 de abril de 2020

Mi amigo actor sigue enviándome las baratijas destacadas de Lucas Lírico cada mañana. Lo mejor de Lucas Lírico es que no deja de superarse, convenimos. Cuando uno piensa que ha alcanzado la cumbre del metaforeo pimpinela al día siguiente alcanza cotas aún más elevadas. Barajamos la posibilidad de publicar un audio libro con las lecturas de las joyas más ridículas de Lucas Lírico. No sólo sería un formidable divertimento para millones de personas encerradas por miedo a la plaga, también sería un superventas. El proyecto presenta algunas dificultades evidentes, la primera la autoría de las tragicómicas patochadas, pero yo pienso que la lectura magistral de mi amigo las eleva a otro nivel y las despoja de todo lucaslirismo, convirtiéndolas por derecho propio en obra de quien las declama. Hablamos de que yo escriba un prólogo al audiolibro. Creo que deberíamos empezar a pensar en un buen título.

Termino Stoner. Stoner es la oveja alfa de la especie. Stoner es la cobarde mansedumbre. Hay un momento al final cuando Stoner, que ni siquiera ha sabido vengarse apropiadamente del tullido Lomax, piensa en su esposa bruja y recuerda el día en que la conoció, joven y bella, y se enternece; es algo asqueroso. Stoner es el hombre sumiso el hombre castrado de nacimiento, por eso lo adoran los literatos. Sin embargo, la novela tiene algo especial tengo que reconocerlo. Es la única novela que ha despertado en mi un feroz deseo de armarme apropiadamente y salir a la calle a disparar a todo el que me encuentre. Si somos Stoner. Qué más da.

Hoy leeré a Homero la matanza de los pretendientes para desintoxicarme y desinfectarme de Stoner. Y para celebrar mi cumpleaños, además.

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