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Sábado, 4 de abril de 2020

Con lo de la plaga me ha dado por las pajas de estoy vivo. No son pajas portentosas como las que te hacen, las mejores, ni pajas airadas que en general obedecen a la falta de mujer, o lo que prefieras. No. Son pajas de autoafirmación, uno las opone al vacío y a la soledad (no se crean el cuento de que no estamos solos siempre estamos solos); son pajas semejantes por cierto a las pajas que nos hacíamos en el ejército en las guardias cuando llegaba la atroz madrugada eran turnos de 24 × 24 es decir un día entero de guardia y otro de descanso. Y vuelta a empezar. Durante meses. Y digo nos hacíamos porque mis compañeros me comentaban que ellos también se hacían estas pajas en la atroz madrugada. A mi me salvaron se las recomiendo estas pajas de ¡estoy vivo! en aquellos tiempos y aún me salvan.

He retomado Stoner por otro lado y a partir de que el personaje se casa con una mujercita una perfecta bruja insatisfecha y tarada se anima un poco hasta ahí me aburrió la novela me aburre mucho cada vez más lo literario bien escrito. Ahora ya se han muerto los padres de Stoner y se ha ensombrecido todo y se ha hecho ofensiva a mis ojos la debilidad de Stoner y la esposa bruja es aún más bruja no sé que hará Stoner pero yo si fuese Stoner la dejaría o en caso extremo la envenenaría o algo.

En la vida nos damos cuenta tarde o nunca de que las únicas decisiones que tienen importancia y que cambian el natural sin sentido de la vida son las decisiones extremas.


Todos somos Stoner

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