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Miércoles, 25 de marzo de 2020

Lean las crónicas de la plaga que escribe Lucas Lírico en El Mundo. Por favor. Yo es lo primero que hago cuando entro a Orbyt. Este es un hombre que lo mismo suelta un esquivar derrapes de parentela, que un sobredudosos hacia no sé donde, que un mar místico donde caben todas las pisadas del viento. Este es un hombre que no baja a por pan sino a por la hogaza de pan. Impresionante. Casi lo veo con su hogaza bajo el brazo. Antes pensaba que había que hacer algo para evitar que nuestro poeta cayera por un barranco lírico y se hiciera daño. Pero. Ya no. Su crónica de hoy me ha hecho cambiar de opinión. Hay que dejar que este hombre florezca. Anoten: un silencio catacumbal, unos pájaros que cantan con una fuerza capaz de romper el acero del silencio, un ¡escribimos como amamos!, una gran aureola del dolor, una guillotina horizontal, un estar mirando la muerte tan de cara con un catalejo, y un bracear en el limbo seco.

Un respeto. Este es un hombre que no mira como todo el mundo, este es un hombre que clava las córneas.

Clava las córneas. En lo de las córneas es donde suelo soltar la carcajada. No se lo pierdan.

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© Juan Abreu, 2006-2019