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Viernes, 21 de febrero de 2020

Véase esta historia de la vida real. Un chico de 18 años va a una discoteca en St. Cugat y allí liga como se dice aquí con una chica de su edad y en cierto momento necesitan más intimidad y se van al lavabo y allí hacen dedos (una expresión fabulosa que yo desconocía) al estilo clásico, es decir él le mete los dedos en el coño a ella (no al estilo Beatriz Gimeno, que consiste como se sabe en que ella le mete los dedos en el culo a él). Pero. Ay. La chica está con la regla y cuando el chico se ve las manos ensangrentadas experimenta cierto repelús, cosa que entiendo perfectamente, y dice no (el famoso no es no, pero del lado equivocado), a la chica no le gusta eso y ¿adivinen qué hace? comienza a gritar y, cuando acuden otras personas a sus gritos, dice que la han violado. Acto seguido se llama a la policía que procede a la detención del chico. ¡Miren sus manos ensangrentadas! Tampoco se trata de escribir una novela, así que sólo añadiré que el chico pasó un mes en la cárcel, que a la chica nunca se procedió a examinarla para comprobar si lo que decía era verdad, y que el chico sólo se libró de un juicio por violación porque transcurrido un mes de hacer dedos en aquel lavabo de discoteca, la madre de la chica presionó a su hija al verla tan campante después de una violación. Y la chica confesó que no la habían violado. Y la madre acudió a la policía y dijo la verdad de lo sucedido.

Todo el que se pregunte en qué tipo de régimen viven los españoles la respuesta es muy sencilla: viven en una chochocracia.

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© Juan Abreu, 2006-2019