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Lunes, 10 de febrero de 2020

A veces me pregunto si las mujeres tienen un sentido de solidaridad de género del que carecemos los hombres. Esas manifestaciones multitudinarias que vemos en España, en defensa de una mujer o de temas que conciernen a la mujer como género, son ajenas a los hombres, a lo masculino. No sé si esto obedece a una pulsión genética, a un tipo de hermandad fundamentada en el gestar y en el parir. Lo mismo se da esa solidaridad lo he notado en una mujer de gran inteligencia y preparación profesional una mujer eminente que en una mujer de inteligencia promedio y someramente alfabetizada. Las mujeres suelen tomar partido por las mujeres. Lo que no quita que puedan ser y sean feroces cuando compiten por un hombre o por cualquier otro motivo. Esa solidaridad a la que me refiero, en sus expresiones extremas, llega a presentar rasgos de racismo de género. Un fenómeno social nuevo, hasta donde sé. Un fenómeno social incentivado, promovido, financiado e ideologizado por la izquierda española. Los hombres no practicamos la solidaridad de género. Nuestra solidaridad, creo, no está relacionada con que el depositario de esa solidaridad sea hombre. Es posible que la solidaridad femenina de género, como asunto antropológico, al margen de la ruin estrategia política de la izquierda española, haga a las mujeres superiores. Más “humanas”, más empáticas, más fraternas. Pero.

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© Juan Abreu, 2006-2019