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Lunes, 3 de febrero de 2020

El mejor baremo para determinar el grado de deriva moral de la política y de la sociedad española (encarnada a la perfección por el voto español Psoe primera fuerza, y por las alianzas del partido Psoe con castristas neoetarras delincuentes y representantes de la España más tribal y racista) son las reuniones entre víctimas de ETA y los asesinos de sus familiares, esposas, hermanos, padres, hijos. Nada define mejor el nivel de pútrida frivolidad al que ha llegado la política y la sociedad española. Un país donde una señora elabora con el mayor cuidado y naturalidad una comida para el encarcelado asesino de su marido, que ni siquiera ha cumplido su condena y ya está de permiso (conduciendo, por cierto, un flamante coche y vivaqueando en un lindo piso de acogida que ya quisieran para ellos muchos españoles no asesinos), ¿y con quién iba a ir pobrecillo a comer una comidita casera sino con la esposa del hombre al que asesinó y ella que lo recibe a besos?

Acabo de ver la primera parte del documental de un Sistiaga sobre ETA y sólo he podido ir mirándolo a trozos por el asco. Pero. Eso sí, muy recomendable, utilísimo el documental para entender las razones por las que ETA no sólo no ha sido derrotada sino que ha conseguido convertir su realidad de crímenes tribales en telenovelas moralizantes, y además gobierna.

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