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Martes, 21 de enero de 2020

“El volumen sin parangón y la sustancia vitriólica y asesina de la literatura antisemita alemana de los siglos XIX y XX”. (Goldhagen).

Esta literatura fue el suelo fértil donde eclosionó el alemán exterminador de judíos. Gracias a esa literatura se popularizó y normalizó la figura del judío como ser infrahumano y a fin de cuentas exterminable, una vez llegado el nazismo al poder. Los judíos para los alemanes (lo expone muy bien Goldhagen) eran, en gran medida, creaciones literarias vacías de realidad. Podría decirse entonces que los escritores antisemitas fueron piezas decisivas en el engranaje que desembocó en el Holocausto judío. Es decir, son responsables también, y no menores, de la matanza. La literatura suele verse como un ejercicio inmaterial, sin apenas ligazón de responsabilidad con los hechos sobre todo con los hechos criminales y no debería ser así los escritores y su literatura en ocasiones, y hasta con frecuencia, juegan un papel determinante en lo que ocurre en el mundo real (en la realidad de esas mujeres que cargan a sus hijos desnudas y que minutos después son fusiladas y si no perecen en la primera andanada son rematadas, como vemos en las fotografías de arriba, por ejemplo) y en el caso alemán jugaron un papel fundamental en el Holocausto judío uno de las crímenes más monstruosos de la historia de la Humanidad.

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