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Lunes, 23 de diciembre de 2019

Los últimos dos meses de este año que acaba han sido productivos quiero decir que he leído bastante. Hilberg, Kertész, Márai, Roca Barea su Fracasología un libro imperativo para cualquier español que quiera saber cuántas porquerías siempre a la francesa les han vendido sus intelectuales contribuyendo decisivamente a forjar el desprecio que sienten por su país y por ellos mismos y alentando y allanando de paso el camino de los racismos regionales vasco y catalán y del resto del puterío corrupto ultraindígena y ladrón y enemigo del ciudadano español libre e igual. También leí a Friedrich Reck (de cuya existencia me enteré gracias a Roca Barea) su Diario de un desesperado (tremendo) y su Historia de una demencia colectiva, dos libros muy nutritivos y útiles para entender la caída (recurrente) de Europa en el totalitarismo redimidor de masas descarriadas. Ahora mismo ya trata Europa de alcanzar nuevamente su cumbre ética y moral: la cámara de gas. He leído además las Memorias de un hijoputa de Fernando Vallejo un escritor que admiro uno de los pocos escritores honestos que queda en pie.

Ah. Y. Lamento informar que de Pérez Reverte no he leído nada este año, no ha sacado ningún nuevo Alatriste que es lo único suyo que merece lectura a ver cuándo escribe otro Alatriste. Por favor Don Arturo si me lo permite, desde aquí le pido encarecidamente que vuelva a Alatriste no siga perdiendo el tiempo en mamarrachadas histórico noveleras u otras mamalonerías por el estilo.

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