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Sábado, 26 de octubre de 2019

Amanecí feliz muy feliz hacía bastante tiempo que no me pasaba pero ayer mientras me duchaba como a las ocho de la noche (anoten la hora y circunstancia porque tal vez terminen siendo importantes para la Historia de la Literatura aunque a mí me importe una mierda la Historia de la Literatura) suelo pasar bastante rato bajo el agua caliente es uno de mis momentos preferidos del día el agua me quita como una capa de algo que nunca logro identificar aunque sospecho que es la costra diaria que la sempiterna presencia del tiempo y la muerte nos deja en la piel, y estaba ahí bajo el agua y mi cerebro empieza a escribir una novela bueno no sé tal vez un cuento largo y lo más sorprendente es que lo primero que dicta mi cerebro es el título y luego hace una pausa como para darme tiempo para que me prepare y a continuación empieza a toda velocidad con la historia que es una historia insólita muy extraña y original ya se los digo me encanta y lo más importante la voz de la historia es perfecta es la voz de la historia la única posible no hay otra y entonces como estoy bajo la ducha y no puedo escribir y mi cerebro sigue dictando a toda prisa salgo corriendo de la ducha y me seco un poco con mi gran mullida toalla y en pelotas quisiera que me hubieran visto voy y me siento ante el ordenador y tomo nota de lo que dicta mi cerebro tal y como lo dicta ni una palabra más ni una menos y me quedo escuchando y escribiendo un buen rato lo que dicta mi cerebro hasta que deja de dictar mi cerebro y es por eso que hoy amanecí feliz muy feliz.

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© Juan Abreu, 2006-2019