Juan Abreu
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Sábado, 19 de octubre de 2019
Esto de María Elvira Roca Barea: “Una democracia no puede integrar cualquier tendencia que surja en el horizonte y, desde luego, no puede sostenerse en un Estado que alimenta estructuras que trabajan para su propia destrucción. Nuestras élites políticas hoy y en la Transición ignoran las lecciones de la historia. Que la Primera República acabó en un fenómeno de cantonización esperpéntico y peligroso, y que la segunda República, entre otros factores, la llevó a una situación insostenible el secesionismo catalán. Pero todavía Azaña tuvo arrestos para hacer lo que no hizo Rajoy en idéntica coyuntura. (…) El régimen de las autonomías, tal y como está, lleva a un callejón sin salida. La propuesta federal, que ya ha sido ensayada con el éxito que conocemos, no es más que un ahondar en lo mismo, sobre todo porque las autonomías son ya un régimen federal (cambio de palabras nada más), de manera que queda poco que disgregar y repartir; los meros símbolos y poco más, y aún esto ofende. Es más, las autonomías están planteadas desde un principio como un sistema confederal asimétrico, que es uno de los errores más graves que tiene la Constitución de 1978, que es una buena Constitución y debe ser defendida”.
Por esto, que es rigurosamente cierto e irrebatible, no comprendo que los partidos políticos españoles (con la excepción de VOX) guarden silencio acerca del hecho obvio de que esa misma formidable Constitución Española es la que nos ha traído hasta la España actual, tribal y antiespañola. Esa Constitución blindó la desigualdad entre españoles, ratificó desde el principio la existencia de españoles de primera y de segunda, dio carta de superioridad racial y tribal a las regiones catalana y vasca y novelizó lo que debió ser el más preciso texto de no ficción de la literatura española.
¿Tiene sentido votar, el próximo día 10 de noviembre por un partido que no se comprometa a eliminar los llamados derechos históricos navarros, vascos y catalanes y recuperar la Educación para que en España sea imposible desespañolizar a los niños españoles?
No.
