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Domingo, 13 de octubre de 2019

Estoy leyendo el último libro de María Elvira Roca Barea, hoy pienso terminarlo. Apasionante. Qué talento para desbrozar e iluminar. La comparación de los entierros de Molière y Lope de Vega es la cura perfecta contra la subordinación y el servilismo intelectual que durante siglos ha aquejado a los intelectuales españoles y los ha convertido en pelucones empolvados y serviles de lo francés. Cuando llegué a España, me llamó mucho la atención el afrancesamiento de los escritores españoles, me parecía francamente patético. ¿Qué le pasa a esta gente? Me preguntaba. Mi reacción a la subordinación de los intelectuales españoles a lo francés, era mayormente visceral y subjetiva y en mis días grises pensaba, pero qué sudaca eres qué ignorante no entiendes no sabes lo que dices es la tuya una reacción de indígena soberbio e inculto.
Pero.
Ahora en el libro de Roca Barea encuentro todas las razones y los más sólidos argumentos que demuestran que mi percepción del asunto y mis burlas respecto al ridículo, patético, cobarde y antiespañol afrancesamiento de las élites intelectuales españolas estaban absolutamente justificadas. El libro de Barea es la valiente crónica de una rendición intelectual que convirtió a un país de nervio y acero imperial, en la sumisa colonia de unos vecinos taimados y envidiosos de su grandeza.

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