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Martes, 9 de julio de 2019

La convivencia muy bien. Pero. Depende. Por ejemplo en España la convivencia es lo contrario de lo que debería ser. En España la convivencia es tener que convivir (¡y pagarles por convivir!) con Urkullo, Patxi López, Otegui, Aitor Esteban y la crápula vasca en general y con Torra, los Pujol, Mas, Puigdemont, Junqueras y la crápula golpista catalana en general y aceptar con buena cara y ánimo fraterno sus traiciones y chantajes y sus hedores racistas (ellos les llaman identitarios) y su perenne campaña antiespañola cuyo propósito es desespañolizar España y finalmente desmembrar España. Y encima mimarlos, no sea que se enfaden. Eso no es convivencia, es estupidez y suicidio y es lo contrario de la convivencia. Convivencia es respeto mutuo y consideración mutua y sobre todo acatamiento de la igualdad y la libertad de todos los ciudadanos. Todos los ciudadanos españoles (los únicos que existen), libres e iguales, eso es la convivencia. O no es nada. O peor, es una trampa mortal.

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© Juan Abreu, 2006-2019