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Jueves, 20 de junio de 2019

Cada cierto tiempo en Miami, una ciudad tomada por el castrismo, se produce algún barullo porque se prohibe que algún putero cubano de la isla cante (sí, también son cantantes) en Miami a costa de los contribuyentes cubanos. Paga algún ayuntamiento. ¡Libertad de expresión! clama entonces el putero y el puterío izquierdista miamense. ¡Libertad de expresión! Vienen de Cuba a reclamar en Miami libertad de expresión. A ver, un poco de contención putos.

Sé que es difícil porque la invasión está tan avanzada que en cualquier momento nombran alcalde de Miami o de Metro Dade a algún nieto o sobrino o marido de Raúl Castro. Pero. Mientras no llegue ese momento, los cubanos de Miami que aún tengan vergüenza (no me atrevo a aventurar una cifra) deben evitar por todos los medios que sus impuestos paguen a puteros cantantes, jineteros académicos, escritorzuelos por las dos orillas y el intercambio cultural, o cualquier otro agente castrista por el estilo.

Hay que intentarlo. Aunque. Será puro pataleo, claro. Es lo que tiene haber perdido la guerra. Que a los derrotados toca padecer entonces la colonización.

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© Juan Abreu, 2006-2019