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Martes, 18 de diciembre de 2018
Hace muy poco como he contado estuve por Gerona (Girona para los aborígenes) yo me dejo llevar y allí estaba yo y en resumen si tuviera que hacer un resumen diría que Gerona es un lugar abominable. Completamente lleno de porquería amarilla que los aborígenes vierten en muros y calles y en todo lugar asequible y público ¡hasta en el monasterio de Sant Pere de Rodes! Ellos los aborígenes (que siempre son los aborígenes del poema de Szymborska) naturalmente creen que todos tenemos que soportar y aceptar la exhibición de su porquería amarilla. Toda esa parte del Ampurdán crees que es aceptable al principio, si no llegas a Francia. Pero. En cuanto cruzas la frontera y empiezas a ver los bonitos pueblos franceses te das cuenta de que todo el campo catalán es pavoroso. No para los indígenas se entiende que hasta la cagada de una vaca de su tierra la encuentran insuperable y sublime. Dejé de ir al País Vasco que no es un país sino una provincia o región española porque ya no aguantaba que allí hasta la palabra culo la escriban con k (qué delirio tienen con esa letra espantosa) y ya no soportaba a las mujeres abertzales las más feas del mundo y sus peinados roñosos y tiñosos y ya no soportaba el ambiente abyecto de complicidad etarra de todo aquel lugar incluyendo el paisaje que a mí me pareció también etarra por lo tosco y de aires asesinos y escarpado y a fin de cuentas burro. Creo que a resultas del viaje a Gerona también dejaré de ir a Gerona para empezar y queda en remojo todo el Ampurdán.
