3755

Sábado, 27 de octubre de 2018

Termino de revisar las galeradas de mi libro y me embarga una gran tranquilidad. Casi pongo paz, pero paz, digamos, de haber cumplido literariamente no tendré nunca. Tranquilidad sí. El gen de Dios es el gran libro de ciencia ficción o futurismo de la literatura cubana y esta será su edición definitiva, cuidada y hermosa además y corregida y también ampliada y limpia, me he esforzado en eliminar lo innecesario, aunque se tratase de una mínima arista que entorpecía la respiración del libro. Mi respiración. Casi diez años me costó escribir estas tres novelas que ahora se publican unidas. Juntas, como partes de un todo, funcionan perfectamente y yo mismo me he asombrado de haber sido capaz de conseguir que existan como un mundo fluido y bien trenzado, de una resonancia cerrada y circular.

Cuando me acosté anoche llovía y hoy al despertar seguía cayendo una lluviecita de esas que mi madre describía como lluvias para frío. Siempre he dicho que todo lo que escribo y pinto es por mi madre y para ella así que creerán que cuando terminé de hablar hoy temprano con mi editor para cerrar los últimos flecos de la revisión, me volví hacia mi madre hacia su fotografía que tengo aquí muy cerca del teclado y me miró orgullosa como me miraba cuando me descubría leyendo debajo de la mesa, y sonreímos.

Comentarios

© Juan Abreu, 2006-2019