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Miércoles, 30 de mayo de 2018

Cantaba esas canciones de nuestra infancia como quien se mete en un río. Como un agua clara las cantaba. La belleza no necesita aspavientos ni retortijones. Cantaba y me llevaba al único lugar seguro. Sólo Toña la Negra me lleva allí. Pero Toña tiene la voz untada de sexo y en ese lugar no hay sexo. Pradera es siempre yo en los escalones del fondo de la casa esperando que mi madre acabe de lavar la ropa para quedármele mirando suplicante hasta conseguir que sonría y me diga anda anda y entonces saltar y meterme en el fregadero para que me restriegue y me deje bien limpio. Como limpio me deja la voz de la Pradera.

Y ahora díganme que se ha muerto María Dolores Pradera.

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© Juan Abreu, 2006-2019