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Domingo, 1 de abril de 2018

Vamos hasta Jafre a apoyar a nuestro Presidente. Desde la carretera, mucho antes de llegar al pueblo (un pueblo muy feo), se siente el hedor. Cintas amarillas, banderas cubanas, carteles, barreras para que no podamos aparcar y hasta han colocado a manera de barricada un enorme camión para bloquear el acceso al estacionamiento, a la entrada del pueblo. Ante la aquiescencia, supongo que criminal (quiero decir, punible), de dos mossos que controlan nuestro acto y a los que la barricada y que la turba antiboadella se apodere de los espacios públicos les parece normal. Todo apesta a miseria moral. Los vecinos se asoman desde las ventanas a medio abrir como hienas o como miembros de los CDR cubanos. Nos reunimos en una plaza muy fea que es la plaza principal y luego hacemos un retador recorrido por las calles estrechas (todo muy feo) del pueblo, hasta regresar a esa misma plaza donde se lee un comunicado y nuestro presidente atiende a la prensa.

Nos han aconsejado hacer el recorrido en silencio, pero yo, naturalmente, no puedo aguantarme y grito en algún punto ¡Viva nuestro Presidente Boadella!

Yo nunca he estado ni estaré en un pueblo vasco envilecido y fanatizado por ETA y por la cómplice cobardía de la tribu vasca. Pero viniendo a Jafre puede tenerse y ya tengo una idea bastante exacta de lo que eran y son esos pueblos etarras. Un monumento a la vileza, un estercolero.

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© Juan Abreu, 2006-2019