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Sábado, 31 de marzo de 2018
Leo El día del oprichnik, una novela de ciencia ficción o futurista rusa y para mi sorpresa es muy ingeniosa e interesante. Y digo para mi sorpresa porque no es fácil encontrar obras de ciencia ficción originales. Es un género (por llamarlo de alguna manera) el futurismo o ciencia ficción que me interesa mucho, tanto, que he escrito tres novelas (Garbageland, Orlán Veinticinco y ÁngelCaído) que transcurren en el año 2500. La ciencia ficción cubana nunca ha sido gran cosa, y a partir de los años ochenta cayó en un pozo de hadas, hechizos, magos y otros campanilleos derivados de lo peor de la llamada literatura fantástica anglosajona. Pero. Hay esperanzas, Jorge Enrique Lage y sobre todo Erick Mota han traído aire fresco a la ciencia ficción cubana, y son escritores a los que seguir con la mayor atención.
Pero volviendo a la novela de Sorokin, encuentro al final del libro una hilarante escena de superensartaje. ¡De superensartaje! Todos sabemos que el superensartaje lo inventó Reinaldo Arenas en su obra maestra El color del verano, y me pregunto si Sorokin lee español, o si han traducido ese libro de Arenas al ruso. Aunque pudiera tratarse de una de esas felices confluencias, para decirlo lezamianamente, que a veces nos regala la literatura.
