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Sábado, 24 de febrero de 2018
En este thriller hay un criminal, y hay un detective. El criminal es el diario El País. El detective el periodista Arcadi Espada. Se ha asesinado a un hombre. Ese hombre es Francisco Camps. Se trata de un thriller de los de antes, un clásico, el detective va encontrando pistas, las analiza y mediante este método muestra al criminal. Demuestra que, efectivamente, el criminal es el criminal. Las pruebas del crimen, como en el cuento de Poe, están a la vista de todos, y de esa manera se hacen invisibles. Pero el detective es un profesional sagaz y busca y encuentra las pistas dejadas por el asesino, 169 pistas, nada más y nada menos. O el asesino es muy chapucero, o es muy soberbio y piensa que nadie se atreverá a buscarlo. Pero nuestro detective lo hace. Va pista por pista (120 le bastan para desenmascarar al culpable), las analiza, saca conclusiones, y reconstruye y expone de esa manera el acto criminal. El acto criminal, y a los personajes (el juez Garzón, el periodista Moreno, el antisastre José Tomás, el juez Flors ) que han hecho posible ese acto criminal. La investigación es minuciosa y sus resultados irrefutables. Quedan a la vista de todos las mentiras, la iniquidad del asesino. Y la inocencia de la víctima. Para cualquier amante de la verdad y de la justicia, la lectura de este libro resultará apasionante.
