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Jueves, 28 de noviembre de 2017
No sé en qué medida (alguna, sin duda) ha influido la presencia de los abreus, pero lo cierto es que coincide con el nacimiento de Tabarnia. Un proyecto formidable. Nótese que no digo broma ni fantasía ni nada por el estilo. Llamo a la cosa de la manera más certera y apropiada: un proyecto. Hay que ver Tabarnia como un proyecto y sólo como un proyecto. ¿Qué posibilidades hay de que las regiones xenófobas y rurales de Cataluña se civilicen, digamos, en un tiempo aceptable? ¿Qué posibilidades hay de que superen su racismo y acepten ser ciudadanos libres e iguales en España? Ninguna. Seamos realistas. Son gente primitiva, fanatizada. Donde nosotros vemos una misión tripulada a Marte, ellos ven cuatro vacas autóctonas y un ponerse a lloriquear con un himno asesino. Si ellos ganan, ya sabemos lo que pasará.
La solución es abandonarlos a su suerte. Fundar Tabarnia. Según leo, es posible. Tabarnia puede llegar a ser una región autónoma en España, y a partir del glorioso momento de su nacimiento, sacarnos de encima el yugo campesino de los xenófobos (por decirlo suavemente) catalanes.
Yo siempre he detestado los gentilicios, pero desde aquí me declaro hoy orgullosamente tabarnés. No permitamos que nadie llame broma o fantasía a nuestro proyecto, un proyecto noble y perfectamente realizable.
¡Adelante! ¡Viva Tabarnia!
