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Sábado, 23 de diciembre de 2017
Hoy llegan los abreus desde Miami y ya en la casa hay una especie de bullicio anticipado y cierto esplendor. Voy a comprar cervezas y vinos y quesos y jamón del bueno, y cocacolas que son americanos a fin de cuentas los que vienen. De los precios que he tenido que pagar en la vida y no lo lamento el mayor es el de tener que vivir alejado de aquellos a los que se ama. Sé que cito a alguien pero no recuerdo a quién. La manada y su calorcito y los caminos frecuentados son más cómodos pero a mí nunca me han bastado. Cada mañana al levantarme me aseguro de que conservo sobre la cabeza al menos un poco de intemperie.
Pero. Dejo constancia aquí de que esa intemperie será conquistada hoy de forma inapelable por un batallón de alegrías.
