3451

Miércoles, 20 de diciembre de 2017

Haciendo una tortilla de patatas y su poco de cebolla fresca veo en la televisión uno de esos programas llamados de opinión. Hablan del apartheid lingüístico impuesto en Baleares por el nacionalismo catalán. Nadie lo denomina apartheid lingüístico, claro. Llama mucho la atención el nivel de miedo a los antiespañoles baleares que muestran los opinadores del programa. Están cagados. ¡Que no se vayan a ofender los antiespañoles baleares! Aparecen médicos y enfermeras afectados por el apartheid lingüístico balear-catalán y todos dicen lo más lógico y sensato: que se les debe evaluar por sus capacidades profesionales, no por el nivel de catalán que hablen. Hay entre los que opinan uno (el único que no está cagado) que fue director de TV3. Un tipo bastante repugnante de ver y oír, supongo que será un requisito para dirigir TV3. Y llega un momento en que este tipo dice tranquilamente que bueno, que cuando uno llega a un país debe aprender el idioma del país. Justificando la imposición del catalán. ¡Y nadie le contesta! Nadie le dice que los médicos y enfermeras discriminados por los antiespañoles balear-catalanistas ¡están en su país!, ¡España!, que dicho sea de paso es el único país que hay en España. Nadie le dice lo que había que decirle: que el idioma de los españoles es el español (catalán, euskera, gallego, ibicenco y otros animalitos son jerigonzas menores de los ciudadanos españoles) y el español debería bastar a un español para aspirar a un trabajo en España si los políticos españoles y los Gobiernos españoles tuvieran un ápice de vergüenza. Que no la tienen

Comentarios

© Juan Abreu, 2006-2019