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30 de octubre de 2017

Y los libres e iguales tomamos Barcelona otra vez. Y cuando ya no pudimos avanzar más, a quinientos metros de la tribuna o así, Paquito Albert de Paco se subió a una de esas farolas que dicen que diseñó Gaudí e hizo la mejor foto de la jornada. ¡La verdadera tribuna! ¡La verdadera cabeza de la manifestación! Y todo fueron grandes risas. Y recuerdo que improvisamos una cancioncita y en ella pedimos a una de nuestras musas que se sacara las tetas. O al menos una, como la Libertad en el cuadro de Delacroix. Pero no hubo suerte. Y éramos muchos. Y estábamos allí para celebrar el artículo 155. Y gritábamos ¡Puigdemont a prisión!, un hermoso grito.

Y me falta decir que todo transcurrió bajo un límpido cielo desde cuyos poros caía sobre nuestras cabezas la dicha de ser libres como una llovizna.

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© Juan Abreu, 2006-2019