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28 de octubre de 2017
Consumado ayer el golpe mediante grotesco ritual ante las narices mismísimas del Gobierno de Rajoy y mientras el socialista Sánchez se ocupaba de cepillar las medidas para enfrentarse al golpe y Ciudadanos de Rivera maniobraba pensando en los beneficios electorales que supuestamente obtendría, Cataluña es hoy Catanya y así a ella nos referiremos, naturalmente. Ni siquiera el Rey, jefe supremo de las Fuerzas Armadas, quiso o pudo parar el golpe y aquí en consecuencia Felipe VI ha pasado a ser Tostat Décimo, personaje de novela.
Mañana, claro, iremos a tomar nuevamente Barcelona (¿o debo decir Barnacla?) pero no sé si de mucho servirá si el plan del Gobierno es volver a la normalidad catalana que, es, y ha sido desde hace décadas: nacionalismo y chantaje xenófobo. Ayer hablaba el señor Rajoy del catalanismo pactista que debía regresar y me ha entrado una risita lastimera.
