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28 de agosto de 2017

Y no he terminado con la manifestación. También fue una muestra de cobardía y de bajeza colectiva y de raquitismo cerebral la manifestación. Todas esas pancartas del no a la islamofobia, y los políticos con su negrito adjunto así Sánchez, o su musulmana adjunta así el Rey. España merece morir es lo que he pensado después de ver las imágenes en los diarios. Ya no es solamente la chusma sediciosa catalanista independentista lo que amenaza la existencia misma de España, es la imbecilización general que hay que agradecer sin duda a la socialdemocracia y a la educación socialdemócrata. No hay un tópico buenista no hay una infame consigna fidelista no hay una estupidez políticamente correcta no hay una cretinada multiculturalista que no se abrace con pasión en Cataluña (y en España) y que no abracen con pasión sobre todo los jóvenes y los menores de cuarenta años, es decir los hijos de la Constitución de 1978. Dice la esbelta Landaluce en el diario, que en la manifestación gran parte de los asistentes parecía sentir una irrefrenable necesidad de “abrazar un musulmán”. Ese deseo resume el raquitismo cerebral y el analfabetismo culogordo, universitario y socialdemócrata que pudre la sociedad española. A ver. ¿Por qué coño hay que abrazar a un musulmán?

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