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6 de julio de 2017
Hablo y escribo en español como decía y español lo más internacional lo más enriquecido y poco tribal posible. Yo por ejemplo no digo pinga ni bollo para denominar los órganos sexuales, son palabras propias del español simiesco que se habla en la isla pavorosa. Yo digo polla y coño, me he apropiado de estas palabras que son más precisas y hermosas coño es una palabra, lo habrán advertido, que huele y viene ya con su raja y todo. El español en España vive bajo el chantaje de las jerigonzas menores y prescindibles que acosan y hasta prohíben el español que aquí llaman castellano (una jerigonza ya superada). Como si fuera poco, la educación socialdemócrata ha ido arruinando en las nuevas generaciones el español y encuentro con frecuencia jóvenes cuyo vocabulario se reduce a diez o doce palabras de las cuales nueve son tío. Lo mejor que podrían hacer los españoles es olvidarse de lo del castellano (una jerigonza ya superada) y adoptar un español más espacioso, más de los quinientos millones de personas que hablan español en el mundo, un español más planetario un español enriquecido y prolífico y más ancho y además, y muy importante, ir sustituyendo con ese español planetario las jerigonzas menores y prescindibles que hay en España.
