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Mao es un asesino que me interesa mucho desde que leí el libro de Jung Chang y Jon Halliday. Ahora sale otro libro el de Frank Dikötter y lo leeré de inmediato y he vuelto a pensar en Mao, y en los maoístas. En España ha habido muchos maoístas, intelectuales, y gente así. No sé que les parecerá a ustedes pero se me ha ocurrido que en aras de higienizar un poco (falta que hace) el ambiente ideológico y moral español todos los ex maoístas deberían, antes de participar en cualquier tipo de actividad social, y sobre todo antes de iniciar una conversación sobre temas políticos, culturales o sociales o que atañan a los seres humanos en general, decir a los presentes, digamos, en la mesa del restaurante donde van a cenar, etcétera: Señoras, señores, sepan que yo fui maoísta, yo apoyé al asesino de cincuenta (por lo bajo) millones de personas; el asesino Mao mató a esas personas de hambre, a palos, de un tiro en la nuca, a patadas, de mil maneras las mató, y yo apoyé a ese asesino. Y no sólo lo apoyé sino que fui propagandista de ese asesino y colaboré de esa manera con sus crímenes al justificarlos y de alguna manera también desprecié y ayudé a matar de alguna manera a esos cincuenta millones (por lo bajo) de personas. Y sólo después de decir esto podría seguir el ex maoísta con sus actividades sociales y humanas normales.
Creo que sería útil esta especie de rito que propongo a todos los ex maoístas españoles porque mejoraría un poco tal vez el ambiente moral y social y hasta cerebral de los españoles en general.
