Juan Abreu
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Con lo de la campaña a la presidencia de USA ha salido a la luz otra vez el asunto de la mamada que Mónica Lewinsky le hizo a Clinton presidente. Sobre eso, decir que la señorita Lewinsky se la chupó al presidente porque quiso. Nadie la obligó. Le daba morbo chupársela al presidente o algo así, es comprensible. Hasta yo me lo pensaría. Espero que se lo pasaran bien que para eso se hacen y le hacen a uno las mamadas. No hay moral en las mamadas ni en los actos sexuales, no sé por qué la gente es tan burra y no acaba de entenderlo. Clinton presidente llegó a un acuerdo con los Castro para entregar a los cubanos fugitivos de la dictadura a los Castro; eso sí me parece una canallada y una infamia de la mayor inmoralidad… pero, ¿la mamada?
Por otra parte, si la señora Clinton perdonó a su marido por lo de la mamada, no veo por qué alguien debe meterse en eso, es un asunto que concierne exclusivamente a la pareja, a nadie más.
Y ya que estoy en lo de la campaña, creo que sería una señal de gran decadencia de la democracia americana que Donald Trump ganara las elecciones. Trump, como resulta evidente, es un patán y un analfabeto y es además un populista mussolinesco. Es verdad que Hillary Clinton no es nada del otro mundo, pero comparada con Trump es Thomas Jefferson.
