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Confieso que me han sorprendido, un poco, las dificultades que he encontrado (y encuentro) para conseguir las fotografías de los asesinados por los patriotas vascos en HIPERCOR. Nunca pensé que sería tan difícil. He estado en contacto con la ACVOT, sin resultado hasta ahora, y he solicitado, mediante la prensa, que cualquier persona o autoridad relacionada de cualquier forma con las víctimas del terrorismo en Cataluña, me ayudara a encontrar o facilitara las fotografías que me faltan para concluir mi homenaje a los asesinados. Sin embargo, después de leer este artículo, empiezo a entender mejor la situación.

Existe, creo, un deseo gubernamental y social de olvidar y sepultar bajo una gruesa capa de silencio y desidia a las víctimas del terrorismo etarra en Cataluña. ¿Por qué? Bueno, sospecho que los patriotas catalanes (léase catalanistas, independentistas, separatistas, sediciosos antiespañoles, y racistas y xenófobos anexos) se sienten más cercanos a los patriotas asesinos que a sus víctimas: el crimen de HIPERCOR no deja de ser, también y preponderantemente, un acto de reafirmación patriótica de los patriotas vascos de ETA. Y en la enferma ecuación gubernamental y social del nacionalismo catalán viene primero un terrorista patriota que un infeliz ciudadano despanzurrado en nombre de la Patria.

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