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Ayer día de recogimiento como dije lecturas en el jardín y ha comenzado a soplar un vientito que parece que anuncia el otoño (lejano). He dejado a un lado por el momento las novelas policiacas porque mi cerebro estaba ya algo embotado y me he puesto a leer a Simon Leys. Muy interesante. Lucido. Un poco quizás demasiado lucido hasta donde voy. Como sabemos, todo, hasta la brillantez intelectual, si se pasa de rosca empieza a criar al fondo una zona hueca. Espero que no sea el caso de Leys que por el momento cumple de manera formidable con la tarea de irme desembruteciendo.












