2999
Portugal (2)
Me había leído un artículo de Muñoz Molina antes de venir de esos que escriben los literatos por encargo para los diarios. Bueno, de esa ciudad a lo Pessoa poética y trémula y goteo dulzón que describe Molina no veo nada. La ciudad es feílla aunque con cierto encanto tristón. Debe ser la música. Los portugueses muy agradables, sin la arrogancia injustificada y algo cumbayá de los españoles. Tomamos un tranvía porque (dicen) hay que ver la ciudad desde un tranvía. Creo que se exagera mucho con lo de los tranvías. En otro tiempo, tal vez. En época de Pessoa, que debió ser más vacía y sosegada. Pero ahora. El tranvía se detiene con mucha frecuencia y avanza lentamente por las calles abarrotadas y el conductor a lo suyo, que nunca coincide con lo de los pasajeros, y el tranvía traquetea de manera infernal con desafortunadas consecuencias para mi espalda y mis glúteos.
Estamos en el Martinhal Chiado (yo siempre viajo con niñas) y es un lugar formidable los detalles muy cuidados y el personal gentilísimo. Y qué cama, y qué almohadas. Y ya de noche, cena en el By The Wine con sus muchachos y muchachas diligentes y guapos y qué estupendas dentaduras un lugar ya completamente del primer mundo. Y vinos del Algarve, mantecosos y cristalinos a un tiempo no sé cómo lo consiguen.
