Juan Abreu
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No es cierto que la diversidad sea un bien. Es una potala que obstaculiza el progreso. Ya tenemos diversidad genética, esa es la única que importa. Pero la diversidad tribal y cultural, es un impedimento y un enemigo del ciudadano planetario, el terrícola que está por nacer y que tanto necesitamos, si aspiramos a sobrevivir. Un idioma común, un gobierno común, esos son los objetivos sensatos. ¿Qué importancia puede tener para la supervivencia de la especie, para la conquista de otros planetas, que un grupo de chimpancés baile dándose patadas en la cabeza como los vascos, o dando patadas en el suelo como los andaluces? Para no salirme del manicomio español. Ninguna importancia. Todos los idiomas utilizados por menos de cien millones de personas deberían desaparecer. Para empezar la limpia. Después, los que usen menos de quinientos millones, y así. Los sagrados himnos, a la mierda, las sagradas identidades, a la mierda, las sagradas tradiciones, a la mierda, las sagradas banderas, a la mierda. Una bandera, con el planeta Tierra en ella.
La diversidad es un atraso, una rémora tribal que en su momento, hace miles de años, sirvió a la civilización y a la especie, ya no; ahora es uno de sus peores enemigos. Hay que apoyar todo lo que unifique. Hay que estar contra la diversidad.
