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Hace unos días cenaba en casa de una amiga y conversaba con los invitados en el fresco jardín. Y la mayoría de los invitados eran catalanes y se quejaban de la enorme cantidad de dinero que se ven obligados a gastar en escuelas privadas, no porque las prefieran, sino para evitar que el régimen lave el cerebro a sus hijos y los desespañolice y catalanice en las escuelas públicas como viene haciendo desde hace muchos años. A mí me conmovió mucho escucharlos y sentí una gran simpatía por esta gente que se enfrenta al sinsentido tribal, y que a pesar del abandono de los cobardes e irresponsables gobiernos españoles, sigue luchando.

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© Juan Abreu, 2006-2019