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Hablo con mi admirada Zoé Valdés y llama mi atención sobre la actitud de perdonavidas que se permiten algunos lameculos pavorosos que escriben libros, una actitud como de no saben esos que viven lejos lo que se pierden qué maravillosa es nuestra isla lejos de aquí no se puede vivir falta el oxígeno las palmas las palmas primorosas nuestro mar y nuestro cielo, etcétera. Yo pienso en esta gente y pienso indefectiblemente en esas moscas verdes que vemos posadas (y medran) en la mierda y sólo son felices posadas en un montón de mierda.

A ver, lameculos, escuchen: no hay día más feliz que aquel en que nos alejamos del estercolero en que ustedes viven. No amanece un día en que no demos gracias al Dios de la Fuga (el único que existe) por ello. ¿Nostalgia? Ni siquiera sé de qué coño hablan. ¿Nostalgia de una cárcel, de un basurero?

Ah, y una última cosa lameculos: somos libres.

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