2892
Vuelvo a las aguadas toda la tarde hasta que comienza a faltar la luz. Me causa un gran asombro lo que sucede al tiempo cuando trabajo tan concentrado: que no está. No hay tiempo es una sensación muy extraña. Con la tinta y con el agua hay que trabajar muy concentrado porque la menor duda convierte la obra en una obra fallida y hay que destruirla. Pero es parte de la ceremonia lo de la destrucción. Pinto cuerpos desnudos, naturalmente. Un solo cuerpo es bueno de pintar depende de la posición que adopte claro, ver como el agua lo va inventando, pero dos o más cuerpos son lo ideal como los brazos y las piernas se cruzan y entrelazan y como los volúmenes forman monumentales conjuntos. A ver amigas y amigos míos todo sea por el arte llámenme o escríbanme para que se pasen por el estudio y que la tinta el agua los pinceles y yo los eternicemos. Bueno, es un decir, ya sabemos que la palabra eterno no significa nada. Y mientras los eternizo escucharemos a Boccherini qué puede ser mejor.
