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Al gato le ha dado ahora por dormir en un cajón plástico lleno de trapos que tengo junto al caballete. Yo pongo música las variaciones Goldberg puse ayer y el gato movía las orejas en el sueño y unos estremecimientos recorrían su piel amarilla de placer quiero creer. Cada día que pasa me disgusta más la especie humana sobre todo por su estupidez insondable así que al gato lo voy viendo más y más como al ideal existencial, los gatos no tienen que inventarse lo de escribir o pintar o esculpir o filosofar para tener la ilusión de sentido viven y mueren y ya. Como a las seis mientras trabajaba aún llovía finamente y estuve ocupado un rato con un cuadro donde dos se besan y fue saliendo bastante plano tal vez eso indique algo pero a fin de cuentas qué más da.
