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Lo más sorprendente de mi vida últimamente es la velocidad con que transcurre. Las semanas son pestañeos y sólo sé que no han pasado sin más por los nuevos cuadros y por el domingo las cosas se remansan el domingo y lo de estar vivo deja de ser un desconsolado resplandor y se hace gaseoso y entornado. Ayer domingo por cierto vi a las pequeñas abreus por el skype y han crecido mucho y se pusieron a cantar. En inglés, claro, y sosegaba escucharlas y verlas aunque no sabría explicar por qué. Les enseñé el gato y se alborotaron y una de ellas agarró una guitarra de plástico y la otra un caballo morado. Y entonces mirándolas pensé en la inmensa locura humana y me apagué un poco aunque tal vez fuera porque la tarde se puso de pronto gris y empezó a lloviznar. Y entonces creí sentir el rodar absurdo del planeta por los negros espacios siderales y me dije no puedo más pero fue sólo un instante y después naturalmente seguí.

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© Juan Abreu, 2006-2019